El cultivo de maíz es especialmente vulnerable al cambio climático debido a su dependencia del riego y su alta sensibilidad al estrés hídrico y térmico durante las fases de floración y llenado de grano. Es por ello que, en un contexto de recursos hídricos limitados y baja rentabilidad de la agricultura, la búsqueda de medidas que reduzcan el consumo e incrementen la productividad es imprescindible. Así, implantando medidas de adaptación relacionadas con el adelanto de la fecha de siembra o con el empleo de variedades que incrementen la duración del periodo de llenado de grano y/o la tasa de llenado de este, se consiguen, en la mayoría de los sistemas maiceros andaluces, revertir completamente los efectos negativos del cambio climático.
Igualmente, la consideración de cambios en el patrón de cultivos y la optimización de las estrategias de reparto del agua de riego a escala de parcela, zona regable y cuenca serán imprescindibles en el medio y largo plazo para asegurar la sostenibilidad de los sistemas de regadío en Andalucía.
Europêche, organismo representativo del sector pesquero de la UE y EAPO, organismo europeo que representa a las organizaciones de productores, han expresado su indignación ante la decisión adoptada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) de fijar un objetivo ambicioso con el objetivo de cerrar del 30% de todas las áreas marinas de actividades extractivas para 2030.
El importante avance del cambio climático está influyendo de manera determinante en las prácticas agroganaderas y ya se han registrado sus primeros efectos: la disminución de la productividad agrícola.